jueves, 10 de julio de 2008

DISCRIMINACIÓN LINGÜÍSTICA DE LOS MEDIOS DE INFORMACIÓN EN LA PROVINCIA DE ZAMORA (El caso del asturleonés y el gallego)


El tratamiento que tiene los medios de comunicación con la cuestión lingüística es reflejo de la política institucional que tiene con nuestro patrimonio lingüístico.
Refleja claramente el pensamiento y la forma de actuar que tienen los políticos oficiales, sus partidos institucionalizados instalados en las instituciones de la administración del Estado, la Junta de Castilla y León y la Administración local.
Todo esto se refleja en la forma de tratar o no tratar el tema, generalmente le ignoran en las actividades que se realizan, para ellos este tema ni la gente que lo mueve, interesa ni por cuestiones culturales ni por cuestiones políticas.
Porque a la fin y al cabo, no hay demanda social para esta cuestión, y los que tienen el poder institucional tampoco hablan de él, lo quieren ignorar o despreciar ignorándolo.
Cuando por cualquier cuestión, o porque tienen un hueco en alguna página, que no saben con que rellenar o no tienen nada con que rellenar el tiempo audiovisual, contactan de entre los que los que tienen en su base de datos y piden perentoriamente, con prisa, exigiendo un momento, día, y hora y/ o sitio que mas le interese para realizar una entrevista.
En ella, casi siempre cae en los tópicos que los poderes suelen utilizar para convencer a los ciudadanos que su habla tradicional es un elemento curioso, acabado, grotesco y escaso de interés. O que en la provincia de Zamora se habla medio gallego cruzado con castellano, o castellano antiguo. O que el asturleonés está muerto definitivamente y no hay que nada que hacer ni porque luchar. Esto para ellos es un argumento irrefutable y no quieren oír hablar y debatir sobre esa cuestión, pues parece que tienen claro que cualquier debate puede dar alas a una reconocimiento implícito de su existencia.
Demasiado les cuesta admitir el gallego como lengua a proteger y desarrollar en la autonomía de Castilla y León, teniendo como tiene esta modalidad lingüística una base social que la defiende y lucha. Pues que se puede esperar del asturleonés que con sus variantes alistana, senabresa, sayaguesa, sin larga historia social de pugna a favor de su resistencia, aprovecha esta condición para darle su espalda tanto a la lengua como a sus hablantes.
En la entrevista dejan realizar una pequeña introducción-presentación mas bien corta de la actividad, con la cual cubren cierto expediente y quieren quedar bien con el entrevistado, que claro está que a este último, lo que realmente le interesa es dar a conocer al colectivo, sus acciones, ideas y ante todo dar a conocer al público la realidad que explora. Pasando este pequeño trago el periodista de turno sin mostrar gran interés, van al siguiente punto con el cual, intentan incidir ante todo, sobre algo que parece que les interesa enormemente que es “¿cuáles son las palabras, expresiones más llamativas y raras que conocemos, o hayamos recopilado?”
Como si el patrimonio lingüístico tradicional fuese una cosa simpática, graciosa, de chiste.
Ante algo, que a uno le parece que es una mofa ante un trabajo de ciertos años, y ante todo respeto a los hablantes tradicionales que se sienten despreciados y como mucho tenidos como chiste, que les parece chocante lo mal que hablan, los vulgarismos que piensan que usan, y lo justifican como gente iletrada, paletos de pueblo, intenta ser uno educado porque a la fin y al cabo, ellos te hacen el favor de sacarte en los medios de su propiedad, pretende uno sacudirse esa pregunta de encima, y contestar decentemente mostrando que nuestras hablas no es cuestión de mofa, ni de chascarrillo, sigue siendo supervivientes a la uniformización, aculturización y desaparición que impone los poderes para acabar con unas culturas legendarias que son parte de las señas de identidad y de orgullo.
De todas maneras, quizás sea un poco duro, pues a pesar de todo, el periodista no deja de ser un mandado que quizás que no tendrá tiempo para formarse de todos los temas que puede tratar en su programa o periódico, y que después de todo sigue las directrices que quien les paga.
Todavía a ciertos medios de comunicación se les puede mostrar agradecimiento, pues por lo menos muestran cierto interés en sacar la cuestión:
Ante todo agradecer a Onda Cero Radio y Canal 4 televisión por ser bastantes fieles a sacar el tema y ante todo por su simpatía. Siendo estos medios los que desde el principio nos han tenido en cuenta y manifestaron interés.
Después vienen otros medios que son aceptablemente interesados, como La Opinión de Zamora, El norte de Castilla en la edición provincial, Radio Zamora SER, empezaron a sacar la cuestión cuando tenían un hueco que irremediablemente tenían rellenar con algo, y ese algo que mejor que un asunto curioso como la divulgación de la cultura tradicional.
Siempre recordaré el artículo de La Opinión que titulaba, como ejemplo mas significativo del tratamiento jocoso de la materia, nombres tradicionales de la provincia de Zamora “Me llaman Chorifo, y soy de Zamora”
Este mismo periódico, cuando por su diseño de prensa no puede exponer manifiestamente en sus noticias , sus planteamientos político-culturales claramente porque rompería demasiado el “academicismo” del periodismo “objetivo” que pretende publicitar para mostrarse como medio imparcial; tiene al pie una riestra de columnistas que hacen defender claramente y con profusión la ideología predominante en los poderes, y logran así con estas herramientas para-periodísticas defender la ideología del poder, mientras tanto acallan no publicando las contestaciones que surgen ante lo que publican sus creadores de opinión.
Todavía a estos medios, se les puede agradecer que nos aparezcan de vez en cuando en sus páginas o tiempo de difusión, aunque sea muy poco.
Hay que destacar ante todo, el desprecio total que se siente cuando le ningunean, y muestran todo su desprecio de la mejor manera posible que es el no mostrarte públicamente; este es el caso de Televisión Zamora, que parece que sigue a rajatabla la máxima de “no hay mayor desprecio que no hacer aprecio”
En este caso también, se muestra COPE Zamora, que apenas nos ha tenido en cuenta.
En ambos casos, demuestran palmariamente, y con mas incidencia quizás que los demás que hablar de patrimonio lingüístico que no sea el castellano-español lo consideran despreciable y asociable a partidismos separatistas, relacionando ellos claramente la lengua con una cuestión de unidad de Estado o Autonomía, significándose adalides de la defensa de la uniformidad cultural nacionalista vinculada al castellano-español como mejor garante de la unidad “nacional” infravalorando la diversidad de los pueblos, como riqueza, no como un riesgo a su ideología política.
Este argumento nacionalista está haciendo peligrar el gran beneficio que supone a nuestras generaciones posteriores, el comprobar como el mundo que hereda tiene grandes valores por los cuales luchar.
Esto hace a uno reflexionar mucho que es muy necesario crearse sus propios medios de difusión de ideas, y acontecimientos que dé un reflejo alternativo de la realidad que nos rodea que se quiere mostrar según que circunstancias. Las actividades de cualquier asociación no pueden depender su difusión del “capricho/s” de los mass-media.
Desgraciadamente, los propios medios de transmisión no llegan a tanta población como los antes citados, ni se percibe con tanta repercusión.
Los medios de comunicación, junto con la política educativa y cultural de las instituciones competentes, ahora mismo la Junta de Castilla y León, fomentan una profunda perdida de cultura de la sociedad zamorana, haciendo arrinconar cada vez más la cultura tradicional y nuestro patrimonio, en una cuestión simplemente “etnográfica” y “folclórica”.
No quiero decir con esto, que toda esta labor de conservación no sea necesaria y encomiable, pero claramente en una cuestión como esta, no puede tratarse como una cuestión “museística” que lo plantee como un objeto enterrado, fosilizado, como dicen ellos en un término “técnico”:”lexicalizado”, simplemente enterrando el asturleonés, dando siempre como “moraleja” desesperanzadora, apática y amurniadora de su desenlace fatalista.
Aguardo de todas maneras, que el cambio que se ha dado en el nuevo estatuto de autonomía ayude a cambiar este panorama, y que el reconocimiento lingüístico oficial declarado, rompa ciertos esquemas y prejuicios, logrando así desarrollar unas mínimas medidas que logren torcer el fatal destino que le estaban preparando.Sea como sea, para que se ejecute esto, se ve necesario que la población lo demande y no se pierda este articulado normativo, como otras cosas en el olimpo de las buenas intenciones proclamativas.

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